El combustible que arde dentro de los cilindros produce un calor intenso, la mayor parte del cual se expulsa a través del sistema de escape. Sin embargo, gran parte del calor restante debe eliminarse, o al menos disiparse, para evitar que el motor se sobrecaliente. De lo contrario, las altísimas temperaturas del motor pueden provocar una pérdida de potencia, un consumo excesivo de aceite, detonaciones y graves daños en el motor.
Aunque el sistema de aceite/lubricante es vital para la refrigeración interna del motor, es necesario un método adicional de refrigeración para la superficie externa del motor. La mayoría de las aeronaves pequeñas se refrigeran por aire, aunque algunas lo hacen por líquido. TEXTO COMPLETO E IMAGENES